La inflación les sube el piso a las negociaciones por los salarios
Lunes 22 de Febrero de 2010
Para algunos es inflación; para otros, reacomodamiento de precios. Lo cierto es que, se lo llame de una u otra manera, el alza de los precios al consumidor, en especial de los alimentos, ayudó a subir un escalón el piso de inminentes a las negociaciones salariales.


Así­, si semanas atrás los dirigentes sindicales hablaban de un rango inicial de entre 15 y 20%, ahora empezaron a reclamar entre un 20 y 25%, y algunos más. Y dependerá de cómo sigan reacomodándose que los reclamos se desaceleren o apunten más alto.


Aunque el INDEC no lo refleje, en los últimos 6 meses (agosto 2009 a enero 2010) los precios de los alimentos aumentaron el 15,2%, según la medición del IPC Buenos Aires City que dirige la desplazada directora del área de Precios del INDEC, Graciela Bevacqua. Para la Consultora Equis, de Artemio López, la proyección de la inflación de los últimos 3 meses arroja un 21% anual.


En un cuadro inflacionario volátil, como el actual, también cambian los tiempos y el ritmo de la negociación. Por eso se estima que muchos gremios preferirán pactar aumentos por perí­odos cortos "“para ver qué pasa con los precios"“ o con cláusulas que habiliten la reapertura de la paritaria si la inflación sigue disparándose.


A eso se agrega que la propia actividad económica muestra mejorí­as, lo que fortalece el poder de negociación sindical. Porque si en 2009, con una economí­a que retrocedió, los precios subieron el 15% según las mediciones alternativas y los salarios un 18% promedio, este año con una mayor actividad, un incipiente incremento del empleo y mayor inflación, se descuenta que el porcentaje de suba salarial punta a punta deberí­a superar holgadamente el 20%.


Además, la realidad intrasindical también tuvo cambios, por el fortalecimiento de agrupamientos opositores a las conducciones oficiales y los fallos de la Corte que les dan una mayor protección a los representantes y delegados de sindicatos inscriptos o a los activistas sindicales. Se descuenta, por lo tanto, que tanto los sindicalistas oficialistas como los opositores van a pugnar por encabezar los pedidos salariales y de condiciones de trabajo como parte de la propia pelea por las conducciones de los sindicatos.



Razones sobre la mesa


El grueso de los convenios se renuevan entre marzo y junio, entre ellos, metalúrgicos, bancarios, comercio, construcción, con un dato poco conocido: en promedio, los salarios básicos de los convenio sde actividad de la categorí­a más representativa oscila entre los 2.000 y 2.100 pesos, cuando la canasta familia para una familia tipo (matrimonio, 2 hijos) ronda los $ 3.000 mensuales.


Aun con este escenario, el jefe de asesores de la CGT y diputado nacional, Héctor Recalde, le anticipó a iEco que la negociación salarial no plantea mayores conflictos. "Una constante de los últimos años es que creció el ritmo de negociación salarial sin mayores conflictos. Y se mantuvo o aumentó el poder adquisitivo de los salarios. Esa tendencia se va a mantener". Y aclara: "los conflictos tuvieron que ver más con cuestiones no salariales, como suspensiones, despidos, encuadramiento sindical, que también se solucionaron sin traumas".


Del otro lado de la mesa, Daniel Funes de Rioja, asesor de la Unión Industrial Argentina, plantea que "el desafí­o para la Argentina de 2010 en materia de relaciones laborales colectivas es encontrar negociaciones razonables, conjugando salarios y productividad, especialmente en el campo de las actividades con mano de obra intensiva de baja calificación. Y al mismo tiempo dirimir los conflictos por la ví­a legal "“sin huelgas salvajes, piquetes u ocupaciones que sólo contribuyen a expandir el conflicto y no a solucionarlo"“ y buscar, con la mirada puesta en el objetivo de remontar los negativos impactos que la crisis internacional tuvo, el camino del crecimiento, la competitividad y el empleo digno y calificado".


Para Funes de Rioja, la negociación salarial para el sector industrial, cuyos principales convenios colectivos renuevan sus acuerdos entre marzo y julio próximo, va a estar influida por los niveles de actividad industrial y empleo formal que hacia el tercer trimestre del año pasado perdió más de 56.000 puestos de trabajo con una reducción interanual del 8% de horas trabajadas, "tendencia que empezó a revertirse sólo en el cuarto trimestre".

Y además, con un salario industrial promedio "que ha venido creciendo claramente por encima de todos los otros indicadores, no sólo el salario del sector público y el privado no registrado, sino también la paridad cambiaria y la inflación, cualquiera sea la medición que se tome como referencia".



Nuevas condiciones


Según Ernesto Kritz, director de SEL Consultores, las paritarias de 2010 deberán negociar bajo condiciones particulares:


* Si bien el desempleo en el sector formal probablemente continúa en un dí­gito, el mercado laboral no es tan demandado como en los años anteriores.


* Las perspectivas son de recuperación lenta del empleo privado, tanto porque la economí­a crecerá menos que antes de la recesión como porque la elasticidad empleo-producto será más baja, consecuencia de una elasticidad empleo-costo laboral negativa.


* El costo laboral por unidad de producción es alto. Durante la recesión, el costo laboral unitario en la industria cayó menos de 4% (a la salida de la crisis de 2002 habí­a caí­do 48%).


* Con incertidumbre cambiaria, y evolución igualmente incierta del efecto del aumento de los salarios, sobre la competitividad de los sectores transables.


* Con inflación en alza significativa. La tasa anualizada de los últimos tres meses es 24%, versus un promedio de 15% el año pasado y 11% en el segundo trimestre, cuando se inició la ronda previa de negociación.


* Esto sugiere un escenario de negociación colectiva más difí­cil que en los años anteriores. Las empresas tienen un bajo margen de concesión salarial sin trasladar plenamente a precios. Y los sindicatos tienen necesidad de evitar una pérdida del salario real (ya no de buscar una mejora) en un mercado que no está en pleno empleo.


* Es probable que los sindicatos compensen su debilitamiento parcial en la capacidad de negociación por las condiciones del mercado, con su peso polí­tico como aliados casi exclusivos del Gobierno. Para este último, el mantenimiento de esta alianza es esencial, por lo que volcará su capacidad de arbitraje o de presión a favor de las demandas sindicales, relegando el objetivo de control de la inflación.


* En estas condiciones, puede esperarse que las demandas sindicales se ubiquen por encima de 20%, y de mantenerse este ritmo inflacionario en los próximos dos meses, alrededor de 25%.


Para el asesor sindical, Lucio Garzón Maceda, "la inflación pareciera que no sólo no descenderá sino que tiende a subir hasta el riesgoso 20%, en tanto la inflación de los precios de consumos populares será mayor. Es esta inflación la que inciden en las negociaciones de la mayorí­a de los sindicatos de la actividad privada".


Garzón Maceda visualiza distintos escenarios. "En algunas actividades habrá una "polí­tica de recuperación defensiva" para volver a tener lo perdido en términos reales ya que los aumentos nominales obtenidos no cubrieron siquiera los í­ndices de la inflación de gastos o canasta populares mí­nimas. Son gremios con sus mí­nimos básicos iniciales actuales cercanos o por debajo del lí­mite de pobreza ($ 2.000), lo que es intolerable para las conducciones. En ningún caso en esos sectores los pedidos podrán ser inferiores a un 25%/30% para doce meses".


"Luego están "“agrega Garzón Maceda"“ las derivadas de polí­ticas sindicales de conservación del poder adquisitivo, en las que de punta a punta se prevén aumentos de un 25% para salarios entre $ 2.500 y 4.000. Y terceras, las unidades de negociación con capacidad de presión que les ha venido permitiendo lograr aumentos reales de algunos puntos (3 o 4 puntos). Estos gremios, con salarios básicos iniciales superiores a $ 3.500/4.000, ambicionan continuar incorporando algunos puntos más de aumentos reales, razón por la cual se espera obtener de punta a punta un aumento del 25/27%. Habrá que establecer si las empresas pueden mantener los altos salarios".


A modo de conclusión, Garzón Maceda dice que "si bien será un año complejo, no es previsible una mayor conflictividad que la normal en el sector privado; en el sector publico dependerá de las disponibilidades provinciales, muy ligadas a la Nación".


De todas maneras, prevé que "a fin de reducir el impacto de demandas, quizás se pacten salarios por periodos cortos, de cuatro y seis meses". También "es posible que a la complejidad de la situación económica se añada alguna negociación tendiente a promover acuerdos intrasindicales sobre el modelo, para ensayar cerrar el contencioso OIT y eliminando los efectos negativos de nuevos fallos judiciales", sin descartar "que el Gobierno ensaye bajar conflictividad con acercamientos entre CGT-CTA ví­a acuerdo institucional".


Horacio Meguira, director del Observatorio del Derecho Social de la CTA, estima que "en el actual contexto económico es previsible que el Ministerio de Trabajo busque contener los reclamos salariales de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, intentando con técnicas no explí­citas, inducir o imponer una pauta que mantenga las remuneraciones sin incrementos reales, es decir, en torno a un porcentaje equivalente a la inflación esperada".

También prevé "una profundización de los conflictos de representación, en muchos casos para superar los lí­mites de las negociaciones salariales impuestas por el sindicato con personerí­a gremial" y "ante una creciente desconfianza de los trabajadores, en cuanto su poder adquisitivo, es previsible que se pacten negociaciones salariales por plazos más cortos, o que se incorporen cláusulas de recomposición o reapertura de las negociaciones en el transcurso del año".

Fuente: Clarí­n Economí­a. Por Ismael Bermúdez
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