La población, los trabajadores y la realidad misma contra el ministro Roby
Lunes 28 de Julio de 2014

El domingo no fue un buen día para el ministro Matías Roby en lo que respecta a lo vertido acerca de su persona y su función en los medios de comunicación. Es que el diario Los Andes dedicó una nota a hablar de la amistad con el gobernador de la provincia como único sostén de su cargo y otro artículo periodístico de gran valor investigativo en el que la población, los trabajadores y la misma realidad de la salud mendocina. evidencian la pésima gestión que viene desempeñando al frente del Ministerio de Salud el médico sentenciado por mala praxis hace pocos años. 

Aquí la nota completa:

Centros de Salud: pobres y deteriorados

La problemática tomó protagonismo -en forma de polémica- la última semana, luego de que el ministro de Salud, Matías Roby, disparara con munición gruesa contra los médicos y profesionales del centro de salud 39 de Ugarteche (y por elevación contra otros trabajadores del sistema público) a quienes visitó de sorpresa y trató incluso de “vagos e inútiles”. Sin embargo, las dificultades en los centros de salud no empiezan ni terminan con la visita de un ministro, como lo comprobó Los Andes en una recorrida por algunos de estos efectores ubicados en zonas periféricas pero populosas del Gran Mendoza.

Más allá de la repartición de culpas y el fuego cruzado mediático (ver aparte), lo cierto es que -según se pudo verificar- tanto las condiciones de personal como las edilicias no son precisamente las mejores en la mayoría de los casos y en muchos de ellos la gente ya se ha acostumbrado a tener que esperar eternamente por un turno o atención. “Nosotros no vamos a Ugarteche un solo día y con toda la seguridad a nuestra disposición como fue el ministro. Lo invitamos a que venga acá todos los días, como venimos nosotros o como viene una persona a atenderse”, sintetizó una de las profesionales del centro de salud 18 de El Plumerillo (Las Heras).

“Para poder cambiar esta realidad de los centros de salud hay dos cosas fundamentales. La primera es seguir modernizando para hacer más eficiente la atención. Y la otra, lamentablemente, es seguir controlando. Estamos descontándole a 214 de los 545 profesionales (39%) y a 126 de los 824 no profesionales (15%) que tenemos en planta por incumplimiento en sus tareas, ya sea tardanzas, que se retiran antes o que directamente ni van a trabajar. En total son $ 448.501 lo que se está descontando”, indicó Roby, para quien “lamentablemente hay que apretar de esta forma a los que no cumplen”.

Buenas y malas

En Las Heras hay dos centros de salud que, según acusan sus propios empleados -y algunos pacientes-, no están en las mejores condiciones y, pese a esto, los profesionales y no profesionales dicen cumplir de forma intachable con sus trabajos.

“Acá todos cumplimos. Tenemos un reloj en el que marcamos todos los días, no hay forma de que entremos o nos vayamos sin marcar. Claro que no nos da ni siquiera un comprobante, por lo que no tenemos forma de saber cuántas horas nos figuran y si se nos descuenta algo. Al no tener ningún registro de lo que marca el reloj, los descuentos se hacen de forma caprichosa”, resaltó una de las trabajadores del centro de salud 18, quien aclaró que en el lugar las enfermeras se quedan hasta las 20 y nadie se va antes de tiempo.

“Los médicos también cumplen las horas de prestación. No descartamos que haya trabajadores que lo hacen en algunos, pero no somos todos iguales. Que el ministro haya hecho todo el circo del otro día (por la visita a Ugarteche) es puro circo”, se quejaron las trabajadoras del lugar. Asimismo, resaltaron que en los últimos días -sin justificativo- se les han descontado hasta $ 2.000 a profesionales que han cumplido con sus funciones.

En cuanto a las características edilicias del lugar, también pidieron al gobierno que se tomen cartas en el asunto. “Es un centro relativamente nuevo, fue inaugurado en 2010. Tiene calefacción y aire acondicionado, pero son cosas que pagamos los propios trabajadores por medio del programa nacional Sumar. Sin embargo, hay un baño de damas que está clausurado y tenemos fallas permanentes en las cloacas o pérdidas de gas en el gabinete. En todas las paredes se están cayendo los azulejos”, agregaron, mostrando cómo en algunos sitios de la enfermería directamente se han resignado y los han pegado con cinta adhesiva.

“La seguridad es otro tema acá también. Hace un tiempo un paciente golpeó a un médico porque era hincha de otro equipo de fútbol. Constantemente recibimos amenazas con armas blancas y de fuego. Y nadie escucha nuestros reclamos”, sentenciaron.

Los pacientes que se atienden en el lugar -consultados por Los Andes- no tuvieron demasiados reparos ni críticas a la hora de evaluar la atención. “Siempre que he venido he encontrado turnos y me han atendido bien, no me puedo quejar de nada”, destacó Julieta Guzmán. “Es buenísimo éste (por el 18). He ido a otros centros de salud y he tenido que esperar por turnos o por los médicos. Pero acá no me pasan esas cosas. Nunca hemos tenido problemas”, destacó por su parte Marisol, otra paciente. 

Unos kilómetros más al norte, en la zona del barrio Cinco Mil Lotes, está el centro de salud 226 San Miguel. Funciona en una antigua casa que, de acuerdo a las palabras de vecinos y de quienes allí trabajan, “se está viniendo abajo”.

“Acá todos trabajamos y cumplimos con nuestra tarea, al menos como podemos. Las paredes están todas descascaradas y el frío en invierno es insoportable. No tenemos estufas y no podemos enchufar más de dos caloventores porque salta la térmica”, destacaron sus trabajadores.

Las paredes que no están agujereadas o con hongos por la humedad, son de cartón. “Estamos respirando hongos y humedad todo el día. El consultorio ginecológico está en un lugar antihigiénico y acá ya no se hacen PAP, se derivan a otros centros. No puede haber un consultorio ginecológico y uno odontológico en estas condiciones. Todos los años tenemos problemas de cloacas y cuando hacemos un reclamo, nos dicen ‘mañana lo vamos a ver’. Y nunca vienen. El día que haya un terremoto, nos morimos todos”, expresaron con preocupación.

Además, también se quejaron por la inseguridad en el lugar. “Nos han amenazado por adelantar un turno 15 minutos, a ese extremo hemos llegado”, afirmaron.

En el barrio La Estanzuela (Godoy Cruz) la situación es similar. Al menos así lo destaca la pediatra Ana Helning, quien además es delegada de Ampros (justamente el gremio con quien más cruces ha tenido el ministro Roby). “En La Estanzuela no hay medicaciones cardiológicas y los anticonceptivos no llegan hace más de tres meses. El personal se retira y no lo reemplazan”, indicó la profesional, quien resaltó que ante la falta de medicamentos no tienen otra que “manejarse” con las muestras de los visitadores médicos.

“Por día atendemos al menos 16 pacientes en La Estanzuela. En Los Glaciares (centro de salud 4) desde marzo hasta ahora yo llevo una media de 680 pacientes atendidos por mes y la otra pediatra que trabaja conmigo, 602. Y no siempre toma sólo cinco minutos la atención de cada paciente, como nos piden. Los que trabajamos en atención primaria sabemos que lo primero que tenemos que tener es vocación. Es un trabajo que se hace a pulmón y a veces nos encontramos con directores o personal que ponen a dedo y no está preparados”, destacó Helning.

“Indigna un poco que el ministro nos ponga a todos dentro de la misma bolsa. No digo que seamos todos santos, siempre hay algunos que no cumplen. Pero, por desgracia, siempre son ellos los que trascienden”, sentenció.

Sigue el fuego Cruzado

Mientras que el Gobierno acusa a algunos trabajadores de no cumplir con su trabajo, estos últimos se defienden y sostienen que es responsabilidad del Ministerio de Salud suplir los cargos que van quedando (en lugar de recargar a quienes quedan) y piden que se dé curso a las mejoras edilicias.

“Vamos a tomar medidas con los que no cumplen. Ya está todo listo para poner en marcha la remodelación estratégica que va a consistir en empezar a pagar por lo que hacen, por sus prestaciones, en lugar de hacerlo porque están en el lugar y cumplen un horario”, indicó el ministro Roby.

Sobre las críticas por el sistema y el estado actual de algunos centros, indicó que se trata de muchos años en que estuvieron olvidados, al tiempo que reivindicó el trabajo que viene haciendo su gestión. “Este es un sistema de salud que se ha desatendido durante años. Con estas acciones (visitas sorpresas a efectores) quiero evitar que me mientan. Obviamente no puedo estar en todos los lugares, pero seguiremos controlando”, aseveró.

Del mismo modo, indicó que en la Ley de Presupuesto se declaró la emergencia de profesionales en emergencia crítica (“algo que evitaría que ‘nos pongan la soga al cuello’ en algunas especializaciones”) y la disposición de agentes por razones fundadas. Esta última permite que los profesionales sean trasladados donde se los necesite.

“Si el señor ministro tiene que ir personalmente a controlar los efectores de salud, es porque su sistema de gestión está fallando en todas sus instancias. Con esto se afirma que los equipos responsables de la gestión no han cumplido con la tarea, lo que evidencia un uso inadecuado de los recursos públicos”, contraatacó María Isabel Del Pópolo, secretaria general de Ampros. 

“Lo reduce solamente a implementar la función de control y se olvida de la planificación, la organización, la administración de recursos humanos y la evaluación, esta última como función retroalimentable de mejora y aprendizaje. En este sentido Ampros ha realizado varios foros provinciales donde no sólo habló de deficiencias, sino también de soluciones y de una verdadera reestructuración del sistema de atención y prevención de la salud en forma ambulatoria. Siempre propusimos el diálogo abierto y respetuoso con otros ministros, con legisladores e intendentes de todos los partidos. Lamentablemente no ha sido el caso con el doctor Roby”, continuó. 

Para la gremialista, en la actualidad el funcionamiento de hospitales y centros de salud es deficiente por fallas graves de infraestructura, falta de insumos y de recursos humanos: “La demanda insatisfecha es alta, porque la cantidad de profesionales generalistas y especialistas es menor a las necesidades demandadas por la población. Las largas colas para obtener turnos se producen porque hay menos profesionales que los que se necesitan”. 

Respecto a quienes no cumplen su función, Del Pópolo manifestó que “Ampros, junto a la conducción del Ministerio en 2007, elaboraron dentro del Convenio Colectivo de Trabajo un régimen disciplinario con sanciones que comienzan en el apercibimiento y llegan hasta la exoneración, según la gravedad de las faltas”.

Fuente: Texto de Ignacio de la Rosa / Fotos: Claudio Gutierrez / LOS ANDES

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